viernes, 7 de diciembre de 2012

Reflexión bloque I


Mi percepción acerca de la literatura.

Reflexión bloque I.

Siempre he sido una persona que ha detestado leerle los libros por imposición. Me aburrían estrepitosamente los libros que marcaban como obligatorios durante la Educación Secundaria, pues de Primaria no tengo recuerdo. Desde que entré en primero de la E.S.O. me mandaban leer dos libros por trimestre, y de esos libros o tenía examen o tenía que hacer un trabajo, un trabajo de una lectura que como solía ocurrir no me había gustado.

Fueron pasando los años, y durante estos me encontré con profesores muy variopintos, a algunos les podías expresar tu opinión, fuera cual fuere, si ésta estaba argumentada. Para otros, el libro tenía que haberte gustado, sí o sí, no había más opción.

En el instituto estuve siete años, pues pasé un año de rebeldía y acabé repitiendo, algo que me dio madurez para entender que o estudiaba o no iba a hacer más que frustrarme y culpar al profesor, algo que hasta entonces había estado haciendo. Siete maravillosos años, porque disfruté como una enana en aquel sitio al que hoy en día sigo yendo a menudo para contar mi experiencia universitaria, y para ver a mis “profes”, pues muchos de ellos confiaron ciegamente en mí. El caso, siete años, lo que equivale más o menos a cuarenta y dos libros de lectura, de los que recuerdo unos diez, la mitad de ellos porque me gustaron, y la otra mitad porque me parecieron horrorosos y no he conseguido olvidarlos.

Con esta sensación llegué a segundo de bachillerato, y eso fue la hecatombe. Soy una persona muy nerviosa a la que le encanta tener todo hecho lo antes posible, y en segundo de bachillerato esto es complicado pues hay muy poco tiempo. Además, decidí sacarme el carnet de conducir, así que no tenía tiempo para nada, y menos para leerme libros como “Fortunata y Jacinta” y “La Regenta”. Me los leí, hice los trabajos pertinentes, saqué buenas notas, guardé los libros en un cajón de mi cuarto que no he vuelto a abrir y marcaron mi vida por el agobio que me causó leerlos. Desde entonces, y sumado a todo lo anterior, la lectura dejó de gustarme infinitamente. Tanto, que me dieron la posibilidad de coger como optativa “Literatura universal” y pensé para mis adentros: “Cristina, si no quieres morir, mejor pasa completamente de ello”.

Desde segundo de bachiller, hasta tercero de carrera, que se dice pronto, he tenido esa concepción sobre la literatura, autores y libros que quieren fastidiarte la vida.

Ese concepto hoy en día para mí ya no existe, pues la asignatura de Literatura Infantil, tal y como nos la ha dado Irune Labajo, ha vuelto a dar un giro de 360º en mi mente.

Los primeros días de clase estaba un poco desconcertada, porque tenía la constante sensación de que habían pasado los años, y tal y como había almacenado la información, poco después se había ido. No recordaba prácticamente nada, y no sabía ni cómo expresarme. Pero poco a poco se me fue ofreciendo un concepto totalmente diferente.

La literatura como tal no es la historia de la literatura y la teoría de la literatura que se nos da durante el instituto. Literatura es un arte construido con palabras, es saber manejar las palabras, es crear arte con ellas. Esto ya anula el concepto de que la literatura es aprenderte la vida de los autores que existen en las diferentes épocas históricas. Además, yo tenía el concepto de que cuanto más extensa fuera la obra, más literaria era, y no tiene nada que ver. La literatura queda definida por su forma, por la estética, y puede ser expresada en prosa, verso o teatro.

Otro concepto que yo no había distinguido nunca es si los textos tienen intencionalidad didáctica o no, y esto es realmente importante. Para mí, todos tenían moraleja, y si fuera así no hablaríamos entonces de Literatura, porque los que tienen intencionalidad didáctica, moraleja, son los textos paraliterarios, que dejan el divertimento a un lado porque buscan transmitir una enseñanza. Y… ¿Qué es la lectura si no una mera diversión?

Es importante, que nosotros como futuros maestros, sepamos motivar a nuestros alumnos respecto a la lectura, sepamos cuáles son las lecturas adecuadas para la edad y el desarrollo evolutivo que tienen nuestros alumnos. Es importante que generemos gusto por la lectura, que provoquemos inquietud en ellos que les haga querer leer más. Todo esto tenemos que transmitírselo y mostrárselo, todo esto yo lo he comprendido ahora, en mi tercer año de carrera, porque antes no conocía más que vidas de autores que ni siquiera recuerdo.

Es importante que además escojamos buenas adaptaciones porque sino en vez de beneficiarles, les estaremos perjudicando y eso no es lo que queremos. Tenemos que buscar libros que estén escritos para ellos, libros que traten los temas actuales que les gustan, que tengan un vocabulario entendible y que estéticamente sean atractivos. Es muy importante que no les demos a nuestros niños unos libros escritos para mayores porque entonces se aburrirán y acabarán rechazando la lectura, principalmente por nuestra culpa.

Del mismo modo, durante el primer tema aprendí que la literatura no tiene intencionalidad didáctica, pues tiene como primer objetivo la creación de una obra artística. Ahora bien, esto no quiere decir que la literatura no enseñe nada, pues siempre aprendemos de una lectura. Lo que quiere decir es que el autor no tiene esa intención, no tiene esa finalidad, mientras que la paraliteratura si.

Teoría también he aprendido a lo largo de ese primer bloque, ya que no tenía ni idea, por ejemplo, de que la literatura infantil surge en los años 70 del siglo XX, y se consolida en los años 90 del mismo siglo. He comprendido que la literatura infantil busca generar el disfrute de sus receptores y eso mismo es lo que nosotros tenemos que lograr. Además, tenemos que tener claro que sus receptores son los niños, y por lo tanto son obras específicas para ellos. Es una literatura creada para niños de hasta 14 años. Son libros que reflejan las características propias de ellos.

A lo largo de los siglos hemos visto cómo la literatura ha dado cambios, saltos muy grandes que la han ido mejorando y que la han ido acercando a los niños.

Primero encontramos los exemplarios y castigos, que eran textos que educaban a hijos de nobles, haciendo que estos fuesen como la sociedad demandaba. Esto nos deja ver que son paraliterarios, que tienen una clara finalidad moralizante, pero estaban escritos en forma de cuentos.

El primer libro que se puede considerar literatura Infantil es “Celia”, aquí ya se plasman los niños de la sociedad, con todas sus características, niños a los que les gusta jugar y ser rebeldes, niños que hacen travesuras y picardías. Fue una auténtica revolución, ya que la gente no entendía que la finalidad de un libro fuese enfocada únicamente al entretenimiento de los niños, sino que querían que aprendiesen y cambiasen mediante ellos.

Ahora y tras comentar un poco la evolución que ha tenido la literatura infantil, voy a comentar los tres géneros que la caracterizan. Por un lado está el drama, que es el teatro, caracterizado por ser una literatura mimética que imitaba la realidad en todos sus sentidos. Luego encontramos la lírica, a través de la que expresamos sentimientos, y que comúnmente se conoce como poesía. Por últimos hablamos de la épica, que narra historias, y que se conoce más como prosa.

Pues ahora bien, vamos a comentar un poco cada uno de ellos.

Teatro:

Hay varios tipos de teatro infantil. Uno de ellos sólo nos permite visualizar sus obras, son obras de teatro no publicadas, guiones que no se venden. No hay una obra literaria escrita de ellos. El segundo tipo de teatro es el teatro para leer, el que está escrito y no enfocado para ser representado. El teatro para leer lo inventó Valle Inclán, para así disfrutar del teatro leído. Y por último, el tercer tipo de teatro es el que está publicado, pero no pensado para que lo representen los niños.

Todo ello evidentemente busca que los niños disfrute y se diviertan, ya sea mediante su lectura o mediante su representación. Son obras de teatro lúdicas, dinámicas, que reúnen las características que los niños necesitan, porque están expresamente escritas para ellos.

Poesía:

Respecto a la poesía decir que es el género que menos se lee en este país, pese a que hay muchos premios, como por ejemplo el “Adonis”, que además es el más famoso.

De la poesía es importante destacar a Gloria Fuertes, pues cambió completamente la poesía en los años 90. La gustaba que la llamasen poeta, en vez de poetisa, porque consideraba que sonaba muy noño. Ella comenzó interesándose por las nanas inglesas, y lo que más la gustaba de esto era el subrrealismo del que parten. Estas nanas recibían el nombre de “Nursery rhymes”, y las favoritas de Gloria Fuertes eran los “nonense”, que eran poesías “sin sentido”, al no tener sentido a los niños les hacía gracia y eso le encantaba a ella.

Su poesía es fuerte y sonora, por eso les encantaba a los niños. Crea ritmos muy marcados, y se inventa personajes absurdos. Algo que todo el mundo debería emplear en las aulas de primaria.

La finalidad de la poesía es la misma que la del teatro, y la de la prosa, es la misma que busca toda la literatura infantil, el entretenimiento de los niños, su diversión y gusto. Disfrutar al leer un libro, reírse y que empaticen con lo que están leyendo.

Prosa:

Dependiendo del volumen del texto lo llamaremos “cuento”, que son relatos breves, o “novelas”, que son relatos extensos.

Es importante mencionar que en los años 90 se produce un “bumb” en la literatura, y es entonces cuando salen un montón de libros enfocados al gusto del niño. Como primera protagonista de esto encontramos a Mercedes Gómez del Manzano. Ella crea un libro sobre teoría de la literatura, y habla sobre que el protagonista es el “niño”, pues el niño es el lector. Comenta que cuando nos gusta un libro es porque nos hemos sentido identificados con afán protagonista, porque empatizamos con alguno de ellos. Ella comenta qué aspectos se han de valorar por el escritor al realizar el libro para niños, y transmite valores sociales y éticos aunque no es su finalidad.

Antes de que apareciera como primera precursora Mercedes Gómez, había vicios y virtudes, y ella lo transformó en actitudes positivas y actitudes negativas. Hace ver las actitudes positivas como algo que va a ayudar a los niños, y las negativas como algo que nos va a retraer y perjudicar en nuestra vida real.

Todo esto tiene como finalidad como he comentado antes el divertimento, entretenimiento, y la felicidad de un niño al tener un libro en sus manos.

Ahora y tras comentar todo esto, explicaré cómo se trabaja todo esto en mi aula de prácticas.

En primer lugar mencionar que en mi centro de prácticas se trabaja mucho la lectura, aunque el tiempo que se le dedica está un poco limitado y presionado por los contenidos obligatorios que tienen que impartir.

Cuentan con un libro de texto que trabaja la prosa mediante textos literarios, que se llama “Lectogroup”. Cada semana se trabaja un día uno de esos textos. Primero se leen tres veces en voz baja y de manera independiente, luego, se lee en voz alta, uno lee y los demás escuchan. Tras esta lectura detallada, se hace un libroforum sobre el texto, que suele tener una extensión de dos o tres caras. Y tras esto, y por último, se hace los ejercicios que el libro pone acerca de la lectura, pero se hacen en común, de forma oral, compartiendo opiniones entre ellos.

Eso es lo que se trabaja principalmente respecto a la prosa, respecto a la poesía debo decir que a penas la hemos trabajado en el aula, únicamente las que ellos ponen en el libro viajero, que se trabaja un día a la semana. Ese día se ponen en común las obras que han creado los niños, cuenta lo que han hecho y el por qué. Eso es lo único que de momento he visto sobre poesía.

Y por último, y haciendo alusión al teatro decir que se trabaja muchísimo, ya que como comenté antes somos la clase de los “titiriteros” y eso nos da muchísimo juego. Los viernes, a última hora de la tarde, los niños hacen una representación con las marionetas que ellos han ido creando, o también puede crear obras donde ellos mismos son los protagonistas. La verdad es que salen obras realmente interesantes, divertidas… les encanta y eso se ve a primera vista, porque salen de la dinámica y juegan y además, y aunque no sea la finalidad, aprenden.

No puedo dejar de mencionar que los lunes, a última hora está la hora de lectura, donde ellos eligen el libro que leen. Pueden cogerlo de la biblioteca de aula, que está bastante repleta, ya que tiene muchos libros y muy distintos, abordando todos los temas que les gustan, o también pueden traerlo de casa. La finalidad de este día es que se diviertan leyendo, que adquieran un habito de lectura, que cojan fluidez y que disfruten, por ello tienen varias opciones.

Y algo que me parece realmente bueno, TODOS LOS DÍAS, al comenzar la hora de lengua uno de los alumnos cuenta un cuento, inventado por él o que se haya leído y que le haya gustado. Así pierden timidez, son capaces de expresarse y transmiten felicidad al contarlo.

Es verdad, que el tiempo que se le dedica a la literatura quizás es algo breve, pero creo que se trabaja bastante comparado con otros centros, y con el tiempo que tienen físicamente. Hacen muchas actividades, innovadoras y centradas en el disfrute de los niños. Me gusta mucho la dinámica de mi colegio, y comparada con lo que a mí se me inculcó es evidente que no tienen nada que ver. Me identifico mucho con lo que en mi colegio trabajan y la verdad que me gustaría conseguir lo que yo veo en mis alumnos, ilusión y empatización con sus libros. De verdad, que es maravilloso.

Por último, y finalizando con esta entrada, una pequeña reflexión.

Con los libros somos capaces de reír y de llorar. Los libros marcan nuestra vida dependiendo del momento en el que decidamos leerlos, porque somos capaces de impregnarnos en palabras, de trasladarnos y vivir lo que en el libro se cuenta. Las películas nos muestran todo, tal y como es, con personajes y caras, lo bonito de los libros es imaginar en nuestro mundo aquello que no se nos dice, completarlos y sentirlos.

“He visto niños que han crecido en libertad en cercanía con libros y por ellos. Esos niños distan de ser ratones de biblioteca, aunque las frecuentaban. Aprendieron a  ir de los libros a la vida fuera de ellos y de la vida a los libros. Así, encontraron libros que les parecieron mentirosos y otros que los hicieron descubrir en ellos mismos y en los otros cosas que de no haber sido por la lectura nunca habrían descubierto. Son niños que están formados no sólo como lectores sino como habitantes del mundo. En el ejercicio de seleccionar y evaluar sus lecturas han aprendido a seleccionar y valorar experiencias, personas u objetos. A establecer criterios y a discutir sobre ellos”

DANIEL GOLDIN

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