jueves, 17 de enero de 2013

Mi visión personal sobre el mundo.


Esta foto refleja plenamente el tipo de educación que yo quiero ofrecerles a mis futuros alumnos.

Mi educación está basada en permitir a los niños convertirse en investigadores y creadores de sus propios conocimientos. Nosotros tenemos en nuestra mano la posibilidad de generar un conocimiento en los alumnos tan firme que no lo olviden jamás y que lo interioricen de tal forma que puedan utilizarlo en un futuro, en su vida cotidiana.

En las escuelas o colegios hay libros, muchos muchos libros, con contenidos y conceptos que los niños deben aprender y memorizar sin contextualizar. Llevo años pensando en ellos, y más aún lo pensé durante mis prácticas, al ver la realidad del aula. Entonces, en mi mente surgió una duda ¿esto es lo que yo quiero dar en mi clase?¿es así como quiero trabajar y pasar mis días?¿esto resulta provechoso emocional y afectivamente, y también académicamente?¿les resulta útil a los alumnos saber todo esto?

Esas y un sinfín de preguntas más brotaron mi cabeza sin dejar de lado la realidad: "tenemos que alcanzar los objetivos fijados como mínimos". Esa realidad que tanto agobia a los profesores y que tanto cohíbe y coarta sus posibilidades. Yo, personalmente, no estoy a favor de esa educación, una educación que esté fundamente en libros de texto durante toda la jornada de lectiva, y cuadernillos de texto para la realización de deberes. Quizá el fracaso escolar que tanto miedo da y alerta, esté en gran medida ahí, en el enfoque que se le da a la educación. 

Los niños pueden trabajar de muy diversas formas, y desde cada una de esas formas adquirir los contenidos mínimos y las competencias fijadas. Trabajar dejando de lado los libros de texto no impide lograr todo eso. Mi educación, la que yo quiero promover está basada en eso, en trabajar mediante proyectos, mediante aprendizaje cooperativo, dejando de lado todo lo convencional y tradicional que ya queda patente que no da resultado. Yo quiero buscar su autonomía, quiero lograr que empaticen y que sean capaces de comprender que los valores humanos, los valores sociales, son mucho más importantes que los propios contenidos de cada área. Yo quiero permitirles investigar y deducir sus propias hipótesis. Quiero que partan de los conocimientos previos, que se desenvuelvan y recuerden lo que han aprendido años anteriores para complementarlo. Quiero que se respeten y que se ayuden entre ellos, viendo que una clase es un grupo de personas, personas con necesidades individuales, todas ellas respetables. Quiero que colaboren, que compartan, que se ayuden, que creen vínculos entre ellos para así SENTIR y vivir. 

La propia sociedad se empeña en fijar contenidos, olvidándose de que son niños que deben desarrollarse acorde a sus propias características, a su desarrollo cognitivo y motor. Se olvidan de sus necesidades, de que deben jugar y deben tener su espacio para poder pensar y reflexionar. Para mí es importantísimo que los niños sean autocríticos, capaces de valorar sus dificultades y sus virtudes, para así poder mejorar ambas. Eso, sólo lo podemos conseguir nosotros, los maestros, y por ello debemos luchas en conjunto, y por eso debemos dejar de lado un poco más los libros. Debemos permitir que desarrollen su imaginación, su creatividad, tenemos que dejar que se expresen y ayudarles a hacer sin cortarles. Esa es la educación que yo quiero promover en mi aula, un aula donde primará el cariño y el afecto, y donde serán capaces de desarrollar todas sus capacidades de formas diferentes y a través de proyectos. Buscaré que comprendan que los libros LITERARIOS y PARALITERARIOS, son los que les van a permitir reflexionar, y cuando reflexionen estarán pensando sobre eso que ahí mismo está escrito. Sólo así construiremos niños con personalidades libres y fuertes, seguros, niños con autoestima y con libertad. Eso lo que muestra la foto y lo que yo misma quiero lograr.


Me gusta esta foto, no sólo por la estética, sino también por la frase. Cada niño puede asociarse a un árbol. Cada niño tiene unas características individuales que tenemos que trabajar, como cada árbol tiene un fruto diferente que hemos de posibilitar que exista. Llevamos años trabajando que los niños son muy frágiles y tenemos que tratarlos con cariño, con respeto y respondiendo a sus necesidades. Yo voy a intentarlo, y tal y como yo voy a hacerlo, espero que lo hagan todos los demás maestros con vocación y amor hacia la profesión.

Igual que yo lo he hecho, espero que todos seamos capaces de reflexionar y pensar qué queremos, y cómo queremos trabajarlo.

1 comentario:

  1. La verdad es que si todos los maestros fueran como tú, la vida sería mucho más bonita. Espero que los años no maten tu ilusión y que cuando lleves trabajando más de 20, como yo, sigas ilusionada por una educación más emocional, más lógica, más humana y más enfocada a los niños y a la realidad con la que habrán de enfrentarse cuando sean mayores.

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